Woody Allen (y sus huevos, digo... su) chiste.

¿Somos incapaces de vivir solos, prescindir del sexo, olvidar al gran amor? ¿Necesitamos ahuevarnos, locura, relacionarnos, ocultarnos, renacer, imponernos, tener hijos, recordar, comer?


"Aunque la película contiene no pocos momentos de ternura, Allen ofrece una visión netamente negativa y pesimista sobre (el fin del) amor: la imposibilidad de olvidar una relación, los celos o aquellas diferencias a las que en un primer momento no se da importancia pero que luego se convierten en simas insondables capaces de sepultar una relación. En un momento de la película, Alvy se pelea con una langosta en la cocina, buscando la risa cómplice de Annie. Más adelante, el personaje intenta recrear la misma broma con otra pareja, que recibe la ocurrencia con una mueca en la que se mezclan la duda y el desprecio. La expresión desolada en el rostro de Alvy lo dice todo sobre la nostalgia y el desencanto. La conclusión no puede ser más descorazonadora, con la voz en off del protagonista contando un chiste que resume la visión del director sobre las relaciones humanas: «un tipo va al psiquiatra y le dice: "Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina" Y el doctor le responde: "¿Por qué no lo mete en un manicomino?". Y el tipo le dice: "Lo haría, pero necesito los huevos". Pues eso, más o menos, es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales y locas y absurdas, pero... supongo que continuamos manteniéndolas porque, la mayoría, necesitamos los huevos». "

Texto extraído de http://www.miradas.net/2005/n41/estudio/anniehall.html


Annie Hall, Woody Allen

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