Se le suele llamar sol de justicia a los rayos que rebotan sobre la injustamente dolorida y quemada espalda de la hembra que se está dirigiendo hacia sus crías en un rincón de la inmensa, abrasiva y asfixiante sabana en estos meses de sequía. El retoño de color más oscuro parece adelantarse unos cuantos centímetros más que sus hermanos en dirección al ascendiente más próximo a su árbol genealógico, ¿será quizá el olor a leche, cuya temperatura corporal de la madre la mantiene a treinta y ocho grados, lo que le crea ese irresistible impulso a salir de su pequeña madriguera? A medida que avanza, éste, empieza a descubrir lo difícil que resulta no sólo ascender, sino adaptar la vista al deslumbramiento de la luz que incide sobre la entrada del cubil. Apenas es consciente de la diferencia de temperatura en el exterior, pues aun no está preparado para detectarla, pese a que su asfixia será inevitable en poco tiempo. Un gran pájaro vuela a lo lejos, parece que acaba de divisar algo oscuro entre la espesa mata de hierba seca que propicia ese tono claro, en aquella zona, a dos mil ochocientos pies de altura. Mientras la hembra, cabeza de familia y madre de aquellos retoños sin padre, se acerca a su guarida, alerta su visión la misma mancha que momentos antes aquella ave había visto. La línea imaginaria que se encuentra entre la proximidad de la pequeña cavidad subterránea y su hocico semeja interrumpida por una babeante hiena. Ha surgido un imprevisto, la hembra acelera su paso, entonces éste se apresura y zas. El silencio que antes se mantenía con un tenue y lejano graznido, se interrumpe de forma ampliamente perceptible para un ser humano normal en unos cuantos kilómetros a la redonda. Entonces, mientras un sorbo de agua fresca recorre el esófago de la cría, su madre, jadeante quizá por este calor sofocante que los envuelve a todos, relaja sus extremidades y baja los prismáticos; se acaba de percatar también, que a aquella preciosa niña de ojos verdes, su hija, se le ha caído el agua por el vestidito y el asiento delantero del copiloto en el jeep, mojándolo todo.
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