apareamiento, violencia género

Leopardo, Panthera pardus:

Ciertamente, los leopardos son compañeros difíciles. Es un felino netamente solitario y les molesta la compañía, pero al entrar la primavera comienza el periodo de celo: varios machos se reúnen entonces en un mismo lugar y se ponen a maullar como los gatos, aunque con voz más aguda y fuerte, empeñándose luego en combates feroces. En otros casos, cuando la población de leopardos es mínima, el macho otea los rastros de orín que deja la hembra a su paso y la sigue. La pareja, después de prolongados rituales de agresión y mutismo, se apareara frecuentemente durante 4 o 5 días, después de ello, cada uno parte por su lado buscando nuevamente su soledad.

Panda gigante, Ailuropoda melanoleuca:

A veces presenta un comportamiento feroz y en momentos de combate logra herir mortalmente a su contrincante. El macho gruñe fuertemente para competir con otros machos por la hembra. El macho que resulte triunfador es el que copula a una hembra receptiva.

Impala, Aepyceros melampus:

La lucha de los machos por su harén se divide en tres series de combate.

  • Primero, el desafiador muestra su parte clara de vientre, bosteza y saca su lengua con rapidez. Después, como provocación al combate niega la cabeza.
  • En la segunda fase ambos rivales, colocados uno frente al otro, las cabezas erguidas se acercan y se retiran.
  • Si posteriormente ninguno de los dos se da por vencido, incrustan sus cuernos, se empujan hacia delante y hacia atrás, se separan y comienzan de nuevo con la última fase hasta que uno de los dos animales se rinde.

Canguro, Macropus rufus:

De la misma manera, cuando dos machos se pelean por una hembra, se agarran y golpean, pero si el combate adquiere tintes de violencia se asestan golpes con los pies. Viven en grupos que llevan una vida apacible fuera de los períodos de reproducción.

Cabra montés, Capra pyrenaica hispanica:

Solo durante la época de celo (octubre - noviembre) se forman rebaños mixtos en los que el macho dominante cubre las hembras, la jerarquía, si es discutida, se resuelve con un combate entre los machos contendientes a base de golpes de testuz, que no son mortales, pero el estruendo de las cornamentas al chocar se suele oír desde mucha distancia, la lucha termina con la retirada de uno de los contendientes.

Erizo común, Erinaceus europaeus:

Si bien ocupan zonas determinadas para vivir, no impiden a otros congéneres la entrada en ellas, a menos que el vecino vaya, no a por alimentos, sino a por las hembras en celo. En ese caso se iniciaría un combate casi «pugilístico» y el macho intentaría ahuyentar al intruso. Pero por lo demás, los territorios de residencia pueden superponerse sin que se produzcan disputas.

León, Felis leo:

La presencia, ausencia o la cantidad de melena está asociada con la testosterona. Una melena espesa también puede ser un indicador de una salud genética y física del león, las hembras suelen demostrar preferencia a los machos con una melena grande y oscura; la melena también puede proporcionarle cierta protección en las batallas.

Venado de las Pampas, Ozotocerus bezoarticus:

Los ejemplares forman pequeñas manadas de hasta una docena de individuos, que se disuelven en la época de celo, a fines del verano, durante la cual los machos se muestran fuertemente territoriales y agresivos.

Thursday, August 2, 2007

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