Joven Fausto y anciano Zarathustra || Discípulo y Maestro
Nunca como al anochecer conoce el hombre lo que vale su morada. Dijo el maestro mientas caminaba por la senda que mejor conocía hacia el templo en compañía de su discípulo. Entonces comenzó una interesante conversación entre él y su discípulo: Discípulo. –Una mirada, una palabra suya dice más que toda la ciencia de este mundo. Maestro. –Todo eso que el mundo llama inteligencia y ciencia no es más que vanidad y orgullo. Discípulo. –Maestro, he leído en uno de esos libros que conservan ustedes en aquella habitación que bien podría llamarse pequeña biblioteca, la frase decía así: “ Es necesario ser un mar para poder recibir una sucia corriente sin volverse impuro. ” Maestro. – P órtate bien y sé ejemplar; haz oír a la fantasía con todos sus coros, a la razón, al entendimiento, a la sensibilidad, a la pasión; pero, eso sí, cuídate de la locura. La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y u