También los animales sufren mayor perjuicio privados de la vista que privados del oído, y esto por varias razones: primero porque la vista les es necesaria para hallar el alimento que es indispensable para su nutrición, y, segundo, porque es con la vista que se percibe la belleza de las cosas creadas, y máximamente de las que inducen al amor. Es así que, entre los hombres, el ciego de nacimiento no puede concebir por el oído lo que es la belleza, porque nunca tuvo noción de ella; y el sentido del oído que le queda sólo le sirve para entender las voces del lenguaje humano que encierra los nombres de todas las cosas que tienen nombre. Sin saber siquiera esos nombres, también se puede vivir contento, como viven los sordomudos, que se distraen dibujando. Dice el poeta que él sabe describir (alegóricamente) cosas que representan a otras llenas de hermosos pensamientos. Y el pintor dirá a su vez que él puede a su arbitrio, hacer lo mismo; con lo cual demuestra que, también en esto, él