Hube llegado a la esquina o cruce de la 45 con Roosevelt cuando en el parque vi a una anciana que se agachaba para dar de comer a varios gatitos callejeros. Se me encogía el corazón, días atrás, al ver un video en Youtube de un chico dando una patada tan fuerte a una gata que la lanzaba por los aires, mientras otros se reían, incluso el que inmortalizaba la dura escena con el móvil. Había niños jugando en el parque, lo que me impresionó es que fueran de muchas etnias diferentes, se les notaba en la piel, el pelo y los ojos. A no muchos metros de allí, en un edificio colindante se distinguía la voz de un señor y una señora extasiados en plena contienda de ira ciega y desenfrenada la una con el otro y viceversa. Me acerqué a los chicos sorprendiéndome que no les hacían ni caso, mientras, uno tenía una cucaracha en la mano mientras los otros miraban hacia abajo, hacia un hormiguero del que salían y entraban multitud de hormigas, entonces, la dejó caer junto al agujero y tapó con un tupp