Uhm...


Existe la retribución por nuestros pensamientos, palabras y actos. Tanto es así que puede darse en momentos inmediatamente posteriores o mucho después. Se puede comprobar en el día a día como se suceden consecuencias retributivas de circunstancias favorables y/o adversas como sucesiones aparentemente lógicas. El azar como cosa del destino y éste predispuesto son como una meta a la que la persona ha de llegar dependiendo de él y sus circunstancias. Así parece ser que ni somos dueños enteramente de nuestro destino ni tampoco somos peleles o marionetas de dioses. 

La interacción social he aquí… Como método, la interacción social, para conseguir nuestros fines, es también o, parece ser, el fin común para dejar atrás o cesar de interaccionar única y exclusivamente consigo mismo la persona o sujeto. Bastaría vivir en la más absoluta soledad para llegar a pensarse el mismo centro del Universo, ese es el poder de el propio ego.

Es como si existiesen ciertas personas que vienen siendo descendientes de otras, con mucho poder sobre los demás y, las cuales, a parte de aprender muy fácilmente, le sale cualquier cosa como si fuesen auténticos expertos en el quehacer, que son como el modelo a seguir por todos y, tanto parece ser así, que tendemos todos a parecernos, a hacer, a hablar, a pensar de forma muy parecida a ellas. Algunas personas lo llevan hasta tal extremo siendo, en muchas ocasiones, su ocupación o trabajo, que parecen copias perfectas de un mismo modelo o patrón llevando hasta la casi perfección sus cuerpos, sus mentes, su forma de andar, su forma de elaborar algo…

Esta forma de “copiar” los modelos sociales más elevados es una forma de llegar a donde deseamos, de pasar el rato, de formarse en una ocupación o de ganarnos reputación o fama.

Entre tanto es así que la sociedad parece ser absurda, pero es lo que siempre ha sido, una comunidad de seres de la misma especie en continua interacción.

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