heheh..

viernes 26 de enero de 2007


Vivimos en poco más que una granja y poco menos que un zoológico.

Vivimos en un mundo basado en reglas, y las reglas se las imponemos a los animales; limitándoles su espacio, sus actos. Instruimos a nuestros hijos; nos las infundieron a nosotros, aprendimos a convivir con ellas, exponiéndolas a continuos cambios a través de generaciones, perpetuándolas.

Las razones que deben servir de medida y a las que se han de ajustar las acciones para que resulten rectas, muchas siguen siendo injustas. Son tales por violar la razón; la justicia no sé si debería ir ligada a la razón (global), o a lo que la gente entiende por ésta. Son muchos los que no la tienen, en contraposición a los pocos que entienden la palabra justicia.

La anarquía sería lo peor… claro...

Fueron muchos los personajes que a lo largo de la historia se percataron de cierta demencia por parte sus contemporáneos. Puro platonismo era poner la razón en manos de los ‘razonables’, puro maquiavelismo con una mano dura que no diera pie a continuas revueltas…

Está claro que lo que no se nos permite, nos causa cierto morbo, el instinto de niño nos hace desear descubrir lo misterioso y prohibido de las cosas, aunque nos cause miedo, el cual forma parte de la morbosidad. En cuanto al sexo, los griegos parecían tener mucha libertad en cuanto a relaciones sexuales… pero tenían reglas, no todo estaba permitido; con los patricios, más de lo mismo. El temor a lo misterioso, nos hace retroceder; el miedo nos hace obedecer las reglas. Sonará ridículo, lo pasivo necesita de lo activo para moverse, y la naturaleza de lo activo es aplicar el movimiento la lo que permanece pasivo.

Y es que para nosotros, un mundo sin reglas, carece de sentido. ¿Entonces la creatividad debería ser una falta de razón?, así como pudiera serlo una realidad ficticia, algo surrealista o irreal. También podemos decir, que lo que nosotros no podemos sentir, es consecuentemente, algo irrazonable, por tanto razonablemente irreal. Así como lo aparentemente no real, puede parecer lo contrario, e incluso podría ‘convertirse’ en su opuesto. Más que nada, por su a priori incomprensión.

Comentarios