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Tuve un sueño… no podría detallar los hechos ordenadamente sino de forma fragmentada, cual se mostraron u organicé yo en la marcha. En éste, quizá alimentado por mis últimos actos y pensamientos antes de acostarme o probablemente por otras etapas de sueño durante la noche; aparecía mucha gente, yo incluido, buscando una salida al exterior. Lo hechos se desarrollaron en un recinto cerrado, quizá lo más parecido a una pirámide egipcia; eso sí, era realmente amplio lleno de galerías y con una varias cámara
s enormes. No sé si realmente vivíamos todos ahí dentro o estábamos de paso, creo recordar que era una especie ciudad estado, además ‘cerrada’. Especificando un poco más, podría recordar que la búsqueda de una salida, transcurrió entre llamas y mucha gente moría, no sé si por estar lisiada, durmiendo o porque quizás no podía huir o simplemente no quería. El detonante de las llamas, fue un hombre que estaba en lo alto, con poder y con dinero, vinculado al negocio del narcotráfico. Aclararé una gran duda, éste era uno de los asociados al ‘gobierno’ pero no el máximo mandatario, creo. En esa zona de la ‘gran caverna’, estaba gran parte de mi pueblo junto a otra gente de ámbito nacional en esos momentos; en la parte superior, además siendo absolutamente visibles sus ocupantes por ser ésta exponencialmente menor en tamaño, unas cuantas personas, entre ellas el susodicho. Justo antes de que se alterara la ‘calma’ tuve una visión en primera persona de cómo una copa era arrojada al inferior del nivel, ésta cayó sobre un estanque en el que había varios cisnes, no podría especificar el número. Inmediatamente después, este suceso provocó grandes llamas que envolvieron a la mayoría, menos a unos cuantos, a los de la parte superior y a mí. Después… yo corrí a lo que creo que era mi habitación, creo que buscaba en un cajón de un armario, un libro, al parecer muy preciado y que debía salvar de las llamas. Recuerdo sus tapas negras pero no el título ni nada más acerca de él. Inmediatamente después, la imagen de los ‘altos mandos’ volvió, pero esta vez estaban fuera y a salvo, nosotros seguíamos allí dentro. El final termina con una carta, que escribimos unos cuantos conocidos por primera vez en persona, allí dentro. En éstas sólo había unas pocas frases de cada uno, plasmamos llenos de rabia, lo peor que se nos ocurrió, enfatizadas de venganza y con la intención de que los receptores vivieran lo que les quedaba de vida, con el máximo miedo en su cuerpo.




lunes 26 de marzo de 2007

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