Disertación sobre antiguos pueblos

 Debía no obstante ser horroroso ese instante en el que cortados profundamente y mutilados, los cuerpos de los infelices caían por la acción de la gravedad que todos conocemos sino también de la de sus acciones a priori, sobre los charcos de sangre en el suelo que aquellos dejaban a su paso. Terrible el ver cómo uno a uno caen todos tus socios o compinches con tu misma expresión de asombro y terror. Con infinito dolor por la acción de la espada donde más era temida por el cuerpo humano, con la fuerza y destreza pertinente.

Como muchos saben, en los Shogunato, antaño había hombres de grandes familias y otros sin familia que eran adiestrados, entrenados y enseñados, aprendían de los más sabios de los hombres todo cuanto se les enseñaba. Mientras otros disfrutaban de lo que robaban arrasando aldeas enteras y asesinando a todos los habitantes sin distinción de clase, sexo o edad perpetuando más ira, lujuria y malos recuerdos. Si bien, los hombres y mujeres que dedicaban todo al aprendizaje poseían el conocimiento para terminar con aquellos que sólo dedicaban a engrasar sus armas con la sangre y sebo de inocentes e infelices. A pesar de que muchos habían tenido una infancia parecida entre unos y otros, en la cual habrían perdido a sus familias, quedando huérfanos, se diferenciaban en que unos guardaban todo ese ímpetu, esa ira, esa fuerza y la aplicaban al estudio y práctica con la espada. Esas eran las personas con las que los Grandes Shogunes se juntaban y las que lo protegían y perpetuaban su mando. Eran temida la pronunciación de sus nombres entre los habitantes de Japón en sus respectivas Eras, o amada por los niños que envidiaban hazañas desconocidas en cuentos y leyendas contadas por sus padres para que cuando crecieran, supieran a quienes temer decir algo incongruente, falaz, atrevido o contra el Shogun.


Antaño, en la península del Peloponeso a orillas del río Eurotas, situada en la Antigua Grecia junto a Atenas, Tebas y Corinto había un lugar llamado Lacedemón o Esparta según qué variante de griego antiguo utilizásemos para designarla o nombrarla. Por todos son conocidos los espartanos y su poderío militar frente a las huestes extranjeras. Popularizados por unos y otros, gracias a sus hazañas y destreza en el noble arte de la guerra. Dirigidos por grandes Reyes, eran un pueblo centrado en la formación y excelencia militar. Sí, eran elegidos desde que nacían, se les ponía a prueba cuando las leyes así lo decidían, y eran obligados a obedecerlas todos y cada uno de ellos. Por ende eran rectos, firmes, decisorios, respetuosos, respetables y temibles por unos y otros. Eran un pueblo guerrero, que dedicaba su ser a la guerra y a ser los mejores de su tiempo en ello.


Recordamos a los patricios, los romanos. Nombramos a un Emperador de la Antigua Roma y probablemente hayamos escuchado hablar de él o lo hubimos estudiado en algún momento. Cuántos y temibles habrían pasado por la ciudad a la que todos los caminos llevaban... La Roma Invicta perduró mucho tiempo. En ella se decía que ésta no hacía uso de su moneda para pagar a traidores. Las tropas romanas eran escuchadas a mucha distancia, eran un ejército amplio y enorme. Allí por donde pasaban quizá no volvía a crecer la hierba, pero sí eran elaboradas las calzadas romanas, los caminos empedrados por todo territorio explorado, que llevaban a aquella ciudad antigua. Sus formaciones eran vistas a millas de distancia en campo abierto, sus pisadas oídas también, sus escudos e indumentaria de la misma manera, al igual que sus gigantescos campamentos. Poseían una estrategia militar acorde a su gran número y formaciones. A menudo sus enemigos eran sitiados y engullidos por el gran número del que contaban estos antiguos combatientes.


Los antiguos germanos pertenecientes a las tierras de Germania, y, de parecida manera los norteños vikingos a las de Escandinavia procedentes de los pueblos nórdicos. Los antiguos celtas, indoeuropeos, que habitaban en la Edad de Hierro gran parte de lo que ahora es Europa. En la Galia, Anatolia, Iberia, Bohemia o Bretaña por nombrar algunos sitios. Estos eran prerromanos.


Si nombro al Pueblo Godo, y en él a los visigodos y ostrogodos, primeros causantes de la caída del Gran Imperio Romano... Tendríamos que entre los visigodos estarían los suevos, vándalos y alanos, a los que conocimos en la ya antigua Península Ibérica, ahora España, Portugal y Andorra más Gibraltar.


Nunca podríamos desdeñar a los persas o farsíes, habitantes de la meseta iraní, ahora Irán, y el papel que han desarrollado en las antiguas tierras de este mundo.


También hay que tener en cuenta a los Aztecas, Mayas e Incas en lo que ahora es Centro y Suramérica.


No me olvido de los mongoles y el Gran Imperio Mongol en el que su mayor exponente era Gengis Kan. En la antigüedad llegaron a tantos lugares del Continente de Asia y Este de Europa, junto con gran parte de Oriente Medio que no sólo fueron temidos y odiados por igual, sino que había razón para hacerlo. En la actualidad sobreviven gran número entre parte de China y parte de Rusia, no sólo Mongolia como cabría esperar.


No olvidaremos tampoco el gran número de Dinastías que dieron lugar a lo que hoy es La República Popular de China y su inmensidad de gente tanto dentro como fuera del país, por todo el mundo.


Recordamos una vez más el Estado de Kiev, que se desarrolló en el curso medio del Dniéper, alrededor de Kiev. Se extendía desde el Dniéster a Western Bug en el oeste hasta el Alto Volga en el este desde Beloye Ozero en el norte hasta el Mar Negro. El Estado de Kiev se desintegró en principados independientes (llamados por algunos Rus' de Kiev) hasta la conquista mongola. Los eslavos orientales que componían el Estado de Kiev se dividirán más tarde en rusos o grandes rusos, ucranianos o pequeños rusos y bielorrusos o rusos blancos. Los eslavos orientales en la región del bajo Danubio, habrían ocupado las estepas y los bosques entre  los Cárpatos y el curso superior del Don.

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