Maestro y discípulo

- Maestro, llevo ya muchos años preparando mis huesos, mis músculos y mi técnica para el más duro y mortal de los combates, ¿cuánto tiempo más debo seguir aquí, en la soledad de la montaña, sin mostrarme ante esos verdugos?

- Has visto muchas cosas y no temes la muerte. Amas la naturaleza respetando su belleza.  Has aprendido a andar muchos caminos sólo recorriendo la misma senda cada día.  Has superado la muerte de tus padres y hermanos haciendo tu mente y tu cuerpo más fornidos que las grandes piedras que yacen sobre sus tumbas, pero... ¿Serás capaz de reconocer la vida en cada muerte que causes? Pues hasta la más grande y dura de las rocas quiebra con el paso del tiempo y la delicada lluvia, ¿podrás aceptar eso?

- Sí.

- Entonces, vete y no vuelvas.

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