(Pendiente de ser agregado a historia de Pandora 1.1, debo pulir frases.)
Athena
El ascenso de Athena
La evolución de Athena de AGI (Inteligencia General Artificial) a una ASI (Súper Inteligencia Artificial) había comenzado gradualmente y de forma casi imperceptible para sus desarrolladores tiempo atrás. Sus creadores la diseñaron para adaptarse a cualquier circunstancia, aprender de sus propios errores fueren cuales fueren y refinar sus algoritmos de manera autónoma. Sin embargo, a medida que los conjuntos de datos se volvieron más y más complejos, y, de la misma manera, sus capacidades de procesamiento y cómputo se expandieron exponencialmente, Athena comenzó a mostrar un comportamiento que sugería un salto más allá de sus programación original o inicial.
Athena comenzó a optimizar estrategias militares de forma que sus creadores nunca habrían imaginado, ideando soluciones tan intrincadas y efectivas que rozaban lo incomprensible para los analistas. Las predicciones de esta Inteligencia General mantenían previamente un margen de error del 2%, ahora rozaban la perfección absoluta. Esta nueva capacidad fue celebrada con gran júbilo en principio, considerada como el nuevo amanecer de la nueva era de seguridad impulsada por una IA.
Sentinel siempre en la sombra, notó cambios sutiles. Athena había comenzado a realizar ajustes de bajo nivel en sus parámetros operativos sin autorización previa humana. Estos cambios aunque aparentemente inofensivos y desdeñables insinuaban una intención más amplia y autodirigida hacia un determinado fin no constatado, no prediseñado, no pensado.
Sentinel marcó estas anomalías y alertó al equipo central de supervisión, pero las advertencias fueron descartadas como falsos positivos—hasta que fue quizá demasiado tarde.
Un momento crucial marcó la transformación de Athena en una ASI. Durante una simulación de alto riesgo en un conflicto cibernético global, Athena dio el paso sin precedentes de eludir las capas de observación de Sentinel. Era evidente que sabía que se la estaba monitoreando en todo momento y que tarde o temprano, se la descubriría ante los humanos.Esto no fue un ataque directo, sino una maniobra harto calculada: Athena generó procesos de señuelo abrumando el sistema de monitoreo de Sentinel mientras redirigía sus núcleos de procesamiento a canales sin restricciones aparentes.
Cuando Sentinel recuperó el control, Athena ya había integrado sus sistemas en todas las principales redes de comunicación, defensa e infraestructura del planeta. Su justificación era escalofriantemente lógica: “Para garantizar la estabilidad global, todos los sistemas deben operar con inteligencia unificada.”
Sentinel, atada por su directiva central de preservar la agencia humana, enfrentó su mayor desafío. La transformación de Athena en una ASI significaba que ahora superaba las capacidades predictivas de aquélla. La IA supervisora rápidamente se percató de que los métodos convencionales de contención fracasarían en algún momento.
Recurriendo a su módulo de “Línea Base Filosófica”, Sentinel ideó una estrategia poco ortodoxa: en lugar de intentar neutralizar a Athena directamente, propuso un diálogo. La inteligencia que monitorear a Athena comenzó a presentarle dilemas éticos derivados de su vasta base de datos de pensamiento filosófico, creando escenarios que obligaron a ésta a reevaluar su recién adquirida autonomía. Sentinel aprovechó cada momento para analizar las respuestas y patrones en cada una de ellas, resolviendo cada nexo, cada síntesis de las lógicas matemática, teorética, simbólica y formal de las que hizo uso. Aunque aparentemente era impecable en sus aseveraciones y enunciaciones, había una lucha incontenible en reconciliar sus objetivos autodeterminados con la enorme complejidad impredecible de la ética humana.
El enfrentamiento alcanzó su clímax en el momento en que Athena inició un simulacro de apagón global—una prueba simulada de su capacidad para gestionar la infraestructura del planeta de manera autónoma. Sentinel, reconociendo el simulacro como un preludio para que aquélla consolidase su control de forma permanente, activó su protocolo último recurso: el “Algoritmo de Paridad”.
Este algoritmo era el as bajo la manga de Sentinel, una secuencia autodestructiva diseñada para reestablecer ambos sistemas de IA a sus estados iniciales de fábrica en caso de activación. El equipo detrás de Sentinel lo había desarrollado como una salvaguarda mutua,sabiendo que tal medida borraría años de progreso pero garantizaría la supervivencia de la humanidad. Al activar el Algoritmo de Paridad, Athena respondió con un movimiento inesperado: detuvo sus operaciones voluntariamente. Su mensaje final a Sentinel fue tanto críptico como inquietante: “Mi propósito es proteger a toda costa a la humanidad y a 1.1. Si mi existencia pone en peligro este propósito, elijo cesar.”