Sueño.

Se trataba de una sala espaciosa, gris, la luz llegaba tenue de alguna parte que no alcancé a comprender en aquel momento. Había una entrada sin puertas, grande, por la que más tarde se presentaría el horror.

En esta gran sala se podían distinguir dos partes, lo que pretendía ser la base con la entrada, y una balconada o primer piso desde donde se veía la dicha. Por esta parte ‘inferior’ se podían apreciar personajes pensando, ideando con gran ímpetu, ocupados hasta la saciedad; de pie, sentados, caminando de un lado para el otro. Nos separaba una escalinata la cual recuerdo vagamente su forma, pero sí lo que me habría de encontrar justo en frente del final de la misma, o del principio según el punto de vista.

Se trataba de tres mujeres aterradas, llorando con acusada y vivas lágrimas. Donde éstas se juntaban para confluir en un charco se encontraban tres niños acabados de nacer, cubiertos de sangre aún, creo recordar que incluso con la placenta, haciendo más grande el charco.

Entonces me aproximé, cuando me empezaba a acercar a ellos seis parecía que se nos comprimía el corazón a todos los presentes allí a un mismo tiempo y con la misma fuerza, pues empezaban a llegar clones de bestias con apariencia humana con la sola intención de arrasar con toda vida que allí se encontraba.

Gritaban y hacían llorar más a los pequeños, los que se encontraban cerca de la entrada intentaban retenerlos como podían, entonces… al acercarme a uno de los pequeños, me incliné sobre mi rodilla e intenté tocarlo, con la intención de calmarlo, no podía, no pude.

(…)

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