Págs. 41-43, Sociología de la Religión -> Max Weber

No obstante, el desarrollo muy pocas veces se ha quedado en este punto. Siempre es posible hallar una lucha entre el monarca político o hierocrático y los poseedores o usurpadores de prerrogativas, de las que se han apoderado como grupos de status. El monarca trata de expropiar a la jerarquía, y ésta trata de expropiar al monarca. Esta lucha se inclinará del lado del monarca, en la medida en que éste tenga éxito en el reclutamiento de un cuerpo de funcionarios que dependa exclusivamente de él y cuyos intereses estén ligados a los suyos, en este caso, la jerarquía privilegiada se verá, simultáneamente, cada vez más expropiada. Para esto el monarca adquiere medios propios de administración y los sujeta firmemente en sus propias manos. De este modo, en Occidente, tenemos gobernantes políticos y, paulatinamente, desde Inocencio II a Juan XXII, también gobernantes hierocráticos provistos de finanzas propias, así como dirigentes seculares dotados de depósitos y arsenales propios con qué proveer al ejército y a los funcionarios. En el curso de la historia, ha sido muy diverso el carácter del estrato de funcionarios a que ha apelado el gobernante en su lucha por la expropiación de las prerrogativas de status. En Asia, y en Occidente durante la Baja Edad Media, éste estuvo constituido característicamente por clérigos; en el Principado romano, los esclavos liberados fueron característicos hasta cierto punto; los literatos humanistas fueron característicos en China; y, por último, en el Occidente moderno, han sido característicos los juristas, como miembros de las agrupaciones eclesiásticas y también de las políticas. Por doquiera, el predominio del poder principesco y la expropiación de prerrogativas particulares ha implicado al menos la posibilidad, y con frecuencia la introducción práctica, de una administración racional. Sin embargo, esta racionalización ha sido muy diversa respecto de su alcance y significado. Hay que distinguir, ante todo, entre la racionalización sustantiva de la administración y de la magistratura por un monarca patrimonial, y la racionalización formal realizada por Juristas expertos. El primero concede a sus súbditos favores éticos utilitarios y sociales, así como los concede el patrón de una gran casa a los que están incorporados a la misma. Los juristas expertos han llevado a cabo el dominio de leyes generales válidas para todos los "ciudadanos del Estado". Por intercambiables que hayan sido las diferencias -por ejemplo, en Babilonia o Bizancio, en la Sicilia de los Hohenstaufen, en la Inglaterra de los Estuardo, o en la Francia de los Borbones en el fondo se ha mantenido la diferencia entro racionalidad sustantiva y formal. Y, básicamente, la instauración del "Estado" occidental moderno, y también de las "iglesias" occidentales, a sido obra de juristas. No nos ocuparemos aquí de las fuentes de su poder, ni tampoco de las ideas sustantivas y de la técnica utilizada en esa tarea.

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