jueves, 16 de mayo de 2019

El motivo de mi ser

https://www.youtube.com/watch?v=JO3kIyt2D0w

A pesar de la hybris que los dioses me impusieron antaño durante dos años interminables de locura exacerbada, pensamiento único delirante, paranoia abrumadora y brotes psicóticos; he conseguido resurgir como el ave Fénix de sus cenizas. Hoy, después de años de lucha insufrible con medicación y "especialistas" en psiquiatría y psicología, no sólo vuelvo a ser el de antaño sino que he aprendido todo lo que he podido en toda esta larga y dura cronología. Hoy soy sin duda mucho más sabio, mucho más fuerte, incluso mi inteligencia ha avanzado muchos más años que los biológicos en esta etapa. No solo me siento un anciano y hablo como tal con treinta y dos años, sino que más vigoroso que después de cuatro o cinco años de gimnasio al que empecé a asistir con 17 años.


Hoy he aprendido a dominar mis impulsos, hoy he aprendido a dominar mi psique, mis brotes, mi yo, mi ego. Me fijo en todo, lo escudriño todo, lo analizo todo; desde las matrículas de los coches hasta en lo arqueado de las cejas de las caras con las que me cruzo; sé prever situaciones tanto en horizontalidad como en verticalidad, tanto en el campo como en la ciudad; así como en la vida en la lectura constante que hago de otras personas en internet o en los libros, esos viejos libros, decrépitos en los que analizo cada dicho, cada palabra, cada coma. Hoy dirían de mí quienes realmente me conocen que no se me escapa ni una. Nadie, absolutamente nadie me conoce realmente. Este bicho raro no posee taxón acorde a su naturaleza.

Por el mismo motivo que todos estos años llevo guardando esto para mí, debo dejar de escribir aquí.

jueves, 2 de mayo de 2019

El orden de las cosas.


Algunos son auténticos guerreros. No les subestimen. El ser humano en ninguna de sus etnias o razas debe ser subestimado. Los que se creen por encima de los demás a menudo y con demasiada frecuencia son rebajados por los dioses. ¡Y tienen toda la razón! No me cabe duda ya.

Verdaderos guerreros. Auténticos héroes. Vigentes campeones. Ancestros y precursores. Sangre de ganadores. No les subestimen.

Aquéllos, los que se han pasado toda su vida luchando contra las tempestades, a la intemperie, que los dioses han enviado sobre la Tierra, han sido más meticulosamente escogidos que aquellos quienes se han resguardado en sus casas tormenta tras tormenta. ¿No debemos llamarle a esto selección natural acaso? Acaso las frías y duras calles que hemos creado antaño no son reflejo de ello. Las llaman selvas de asfalto, mucha razón poseen aquéllos. Son selvas y son harto desagradables, tanto que ninguno de nosotros aguantaría una noche. Ninguno de nosotros soportaría el peso de las calles, de esas calles ni una noche solo. Allí donde impera la ley de la selva, allí donde se sufren los advenimientos más horrorosos que el ser humano se puede imaginar.

Con ello decir que una calle no brota de la nada, ni de una semilla como el árbol y todo eso; ni tan siquiera los caminos lo hacen tampoco por muy sinuosos que sean. Las calles las hace nuestra gente más trabajadora, incansablemente de sol a sol, ellos obran como dioses. Del Ora et Labora a la construcción; aquéllos que construyen encima de las calles, los albañiles que edifican con sus manos y todos los que se incluyen en una obra hasta su completa realización. Los que planean todo aquello por construir y, finalmente, los que ponen el dinero.

La sociedad jerarquizada mantiene el orden de las cosas y las personas ergo es necesaria.

Cuenta Aristóteles que, al ser interrogado Simónides acerca de si prefería ser sabio o rico, contestó que era mejor lo último, «porque a los sabios es posible verles acercándose a las puertas de los ricos». —Platón no sentía gran simpatía por el poeta—. Sócrates, replicó: «los sabios conocen cuáles son sus necesidades, mientras que los ricos no saben que aquello de que necesitan es la virtud que pueden adquirir tratando con los sabios».

Stellarium

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